martes, 1 de julio de 2014

Memoria

Es la maquinaria del cerebro
caprichosa, vieja e impredecible
ayer me asaltaron antiguos sueños
como seres ajenos, invisibles

Ahora en mi recuerdo
alojados en la capilla del olvido:

Los domingos de tebeos por misas,
Los pases mal dados en un partido
jugado hace ya más de diez mil días.
El escondite infantil preferido.
Unos petardos que explotaron en mis manos
a pesar de los ingenuos resoplidos.
Las fiestas nocturnas de dos hermanos.
El lujo de un viaje junto a las ventanas
de un simca mil repleto, destartalado.
La soledad como un mito lejano,
enseña sus colmillos al ir las hermanas.

Poco a poco se fue rompiendo
el carnet de familia numerosa

Adolfo Lisabesky








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