domingo, 28 de octubre de 2012

Matemáticas en el aire

¿Conocen las abejas el valor de la apotema?
¿Saben las hojas  la importancia de la proporción áurea?
¿Intuye el guijarro que la gravedad es casi la decena?
¿Los pájaros reconocen la escala pitagórica?

No han asistido las abejas a clases de Geometría,
en cambio sus panales son exactos hexágonos.
Sin compás, sin calculadora con autentica maestría
hacen sus polígonos de seis lados, diáfanos.

Son las hojas respetuosas con sus compañeras,
reparten los rayos de sol de igual manera
y aunque no saben cuanto vale el número de oro
se alimentan y cooperan codo con codo.

Cae el guijarro humilde sobre la carretera
y antes fue piedra para un honda,
al caer, su vida fue su aceleración redonda
y   nada sabe de velocidades, solo de canteras

Es el sonido del pájaro ruiseñor
una caricia dulce, un primor,
y lo hace sin saber de octavas,
 ni corcheas, así sólo, a las bravas.

Adolfo Lisabesky


Las minas de Piñero

         Trabajaba o mejor estaba en nómina Marín, en las minas de Piñero en la Unión, con esto había cierta Güasa, ya que lo que se dice bajar a la mina, nuestro trovero, no lo hacía. Era más de acompañar fiestas y saraos, con guitarrista, trovero e incluso a veces bailarina. Un cuadro flamenco en la poca andaluza tierra cartagenera.

Este era un incordio, reproche y continua broma que tenía que soportar el bueno de Marín.

- ¿Que Marín, como ha ido la jornada?
- Marín, ¿Hoy que has sacao de la mina?

Marín armado de un trovo respondía:

- ¿Donde trabajas Marín?
En las minas de Piñero
-¿Y trabajas mucho allí?
Yo trabajo lo que quiero
 y nadie manda en mi.

Y cuestión zanjada.




Ángel Rodríguez

sábado, 27 de octubre de 2012

No estoy para los demonios

     Tenía mi abuelo una bodega en el Molinete cuando el Molinete era parte del paraíso. Contaba mi abuelo que cansado de trabajar en un molino, en la Murciana- Manchega Jumilla, tomó los bártulos y se vino a Cartagena. Fue el último de los hermanos en dejar  la laboriosa tierra jumillana, aunque  no  recuerdo con exactitud, pudiera ser en el año 1920. Con unos dineros ganados al molino, mi abuelo, consigue que su hermano, ya instalado en Cartagena, le busque un local. ¿Qué negocio puede montar un Jumillano fuera de Jumilla? Mi abuelo, puso una bodega.

      No sé si los dineros eran pocos o su hermano quiso avanzarle que fuera de Jumilla no se fiara ni de su padre, el caso es que le tomó un local en el barrio de putas de Cartagena, el Molinete (Hoy aburrido parque Arqueológico). En el puso una Bodega, " La Cueva" (Con un latiguillo que nos repetía a los nietos "Cueva, pero no de ladrones") Son muchas las historias que el abuelo Ángel nos contaba en aquellas mañanas de sábado, cuando comía en casa, (40 años llevando esa bodega le permitió conocer al género humano 1920-1960) quiero empezar por recordar a un personaje que pasaba muchas horas en "La cueva" se llamaba Marín y le decían "el trovero".

      Este es un Blog eminentemente poético y Marín es tal vez el mejor exponente del trovo cartagenero. Afincado en La Unión y en la nómina de algún explotador minero, pasaba sus jornadas laborales alegrando con sus trovos a jefes y compañeros. También tomando vinos y jugando a cartas en bares y bodegas del Molinete. Que mejor que un trovo para reconocer a este gran trovero, transmitido por mi abuelo, caracteriza su forma de ser y vivir. Tras muchas horas de parranda y diversión, su mujer lo mandaba buscar con mil excusas, él respondía con el siguiente trovo:

Si los demonios vinieran
y preguntaran por mi
diles que no estoy
 y que te lleven a ti.

De los muchos trovos que componía Marín, mi abuelo recordaba algunos y de estos, yo recuerdo unos pocos. Los escribiré ahora que todavía tengo memoria





Ángel Rodríguez

viernes, 26 de octubre de 2012

Autores (Noveles y consagrados)

No debiste advertirme
que te gustó aquel poema.
Ahora te miro y me crezco.
Te sobrevuelo como un autor 
de éxito. Me elevo, hago discursos,
todo para que en mi reconozcas
un autentico y soberano gilipollas.

Adolfo Lisabesky (más que nunca)

jueves, 25 de octubre de 2012

Besos.

Los hay de puntillas
y se llaman piquitos,
más pausados y tranquilos
son los besos de tornillo.

He visto comerse novios
con un beso o besos repetidos
y también con lágrimas
perderse en un beso,
mientras mascullan un adiós.
La lengua invitada especial
en casa ajena, quedarse a dormir
y los labios dejarse invadir.
El tiempo pararse
y el corazón acelerarse.

Besos robados que pronto
tiene el síndrome de Estocolmo
que hacen de su captor, prisionero.
Los besos, armamento pesado
que nacen de un labio enamorado
y elevan al alma hasta el cielo.

Adolfo Lisabesky

lunes, 22 de octubre de 2012

Adolfadas IV


El tiempo es Oro,
el espacio es plata
y la velocidad  bronce.

Tengo un apuro ficticio
con un amigo invisible.
Me abrazo al aire, es un inicio.

Mas que cruces
quiero luces.
Blancas, rojas y azules.

Me pierdo en la gran ciudad,
no entiendo la política de estado
aunque algo sé del ser humano.

El día menos pensado
abriré mis venas.
Observaré resignado
que tengo sangre y no estrellas.

El príncipe azul y la noche oscura.
Oh si el príncipe fuera oscuro
Y la noche de color azul
Otro cuento sería, al menos de otro color.

Últimamente mis relaciones con los jefes
no han sido buenas. Echo en falta
aquellos días en los que era leal y obediente.
Buen lacayo ¿Volverán a acariciar mi espalda?

Hay días que no debiera dejar la cama
Días que bien temprano me susurran:
 “Hoy no será un buen día,
sueña, duerme y que nada te ocurra”

No pinto nada, vivo en un rincón
de un arrinconado país.
Mis gritos suenan cómicos en Madrid,
muecas y gestos a la espalda de la nación.

Adolfo Lisabesky





sábado, 20 de octubre de 2012

La casa de todos

De tanto que trabajo,
me cansé.
Ayer dejé de trabajar,
hoy revisé los frutos de mi trabajo.

La casa ya muy crecida,
se caía por las ventanas.
En la cocina no cabía el fregadero
y en el váter sobraba el televisor.

La mesa, recuerdo tenía cuatro patas,
ahora no cuento más de tres
 por más que las cuento, las patas,
del derecho y del revés.

Del pasillo quería hacer rincones,
y ya no hay pasillo...ni rincones.
Piqué con tanto brío, acabé con habitaciones,
sillones, colchones y algunos leones.

Quería hacer una casa acogedora,
Para unos y otros la entrada abierta,
ser anfitriona y no poseedora,
olvidé dejar un hueco para la puerta.

De tanto que trabajo, no recuerdo
¿Qué cosas pretendía hacer?


Ángel Rodríguez Fernández



A menudo, te recuerdo

Eres tú mi sonrisa
de los días aciagos,
de las noches sin prisa.
En los momentos amargos

Eres tú mi esperanza,
cuando empiezan mis dudas,
cuando la lucha me cansa.
Mi compañera más tozuda.

Eres tu mi propia vida,
porque de la tuya nace la mía,
porque vivo en tu retina.
Mi vida por ti renacida.

Mi sonrisa, mi esperanza, mi vida.
Batallones de soldados,
empuñando largas alegrías,
de besos y abrazos armados.

Adolfo Lisabesky

miércoles, 17 de octubre de 2012

Cabaret

Mujeres medio desnudas,
hombres vestidos de mujer.
Espectáculos del mismo diablo,
eventos donde dejarse perder.

Cervezas, ginebras, alcoholes.
Humo, risas y alterne.
Ruido sin prisa donde quererte.
Perezas, tinieblas, faroles.

Fiesta decadente,
musical poco decente,
bebidas efervescentes,
amistades infrecuentes.

Oportunidad de hacer del drama
una desordenada comedia.
Despedirse en la puerta del camarada
y encontrar el calor del amigo.

Adolfo Lisabesky

viernes, 12 de octubre de 2012

Autobiografía


En Cartagena, ciudad que dicen milenaria
pero de la que sólo puedo dar testimonio
los últimos cuarenta años, me nacieron.
En un barrio donde las plazas no se hicieron
para jugar y en cambio allí jugué mi infancia.
Fiestas en sillas de alquiler, días de insomnio
y maravillas que sólo recuerdan los locos.
Al poco me encontré entre avenidas que no llevaban
a ninguna parte. Colegio y un patio con canastas
donde ocupaba las tardes de invierno.
De repente la primavera, entre amores, enajenado.
En la Universidad encontré ciencias demasiado exactas,
camaradas y amigas que ocupaban mis paraísos.
Perdí los paraísos a la vez que  a mi Madre.
Huérfano y vagabundo en aulas cada vez mas lejanas,
mis ideales, antaño utópicos, ahora irrealizables.
Ya se que me quedaré en medio del camino
y es por eso que no dejo de caminar.
Compañera, hijo y eso que llaman familia,
en un rincón que encontré sin buscar,
donde el sol ilumina sin cegar, donde el mar
se parece al mar de mis recuerdos
y donde se, no me encontrará la soledad.
Fue entonces cuando perdí mi identidad,
antes medio huérfano ahora huérfano del todo,
con mi Padre se fueron los alegres días de un niño.
Así, a medio cumplir mis obligaciones con los demás,
con el alma abierta, el espíritu dispuesto
y el cuerpo a merced de un hígado descompuesto,
trato de hacer buenos los días, atrapar mis malos humores
rectificar mis errores y  eternizar mis dudas.
Quisiera morir a tono con mi vida,
aprovechar los instantes, incluso los últimos
y enseñar a mi hijo los soleados caminos
que le llevarán junto a sus camaradas
a conseguir sus más añoradas utopías.


Adolfo Lisabesky



martes, 9 de octubre de 2012

Adolfadas III

Tiene la locura, mi locura,
aroma a júbilo, retiro querido.
Lejos de la humana cordura.

“Perro ladrador poco mordedor”
“Dime de que presumes
y te diré de que careces.”
Pero tu discurso es tan enternecedor.

Ideas fijas, agarradas a tu sien,
Me impiden entenderte
saber de ti, conocerte.
Como faros deslumbran al visitante.

Llevo mi vida entera entretenido
entre fútbol y toros.
Y a pesar de los balonazos
y de las dolorosas cornadas,
me resisto a retirarme del televisor.

Ayer me oí en las palabras de una niña,
por entonces no era yo el maestro,
por entonces descubría al mundo
las injusticias que solo ve una niña.

Cuando te veo delante de un tanque,
impidiendo su paso homicida,
cuando dejando en la orilla tu vida,
saltas al agua para hacer de otra vida la tuya,
cuando olvidas tu futuro
y haces del presente un lugar habitable,
se que tú, sólo tú, eres la sal de la tierra.

No y mil veces no.
No, hasta hartarme de su sonido.
¡No! Un rotundo, no.
Ahora sólo me queda
esperar la pregunta.

Mi patria es una pequeña
casa de un barrio a las afueras.
Abandoné mi casa y mi barrio
aunque no cambié de patria.

Adolfo Lisabesky


lunes, 8 de octubre de 2012

Recomendaciones para un recien enamorado

Amigo, recién enamorado, son estos días,
los tuyos, caminos minados.
Para no hacer de tu estado
un amasijo de sangre y heridas,
unos consejos he recopilado.

"...Limpie cuidadosamente las superficies
a pegar, ya que la presencia de polvo,
agua o grasa reducirá el poder del  adhesivo
o peor aún, impedirá directamente el pegado

Si puede, utilice algún tipo de elemento 
para mantener las superficies unidas
hasta que el pegamento seque por completo,
por ejemplo una pesa, varios libros o un jarrón

Coloque la cantidad necesaria
que se recomienda, 
el exceso de pegamento 
no significa mayor adherencia.

Alejarlos del alcance de lo niños...."


De "Rastros de poesía en los tubos de Supergen"  Adolfo Lisabesky 2013





sábado, 6 de octubre de 2012

Adolfadas II

Cuando por el uso abusivo del cilicio,
este deja de hacerme daño
¿Es ético donarlo a una ONG
para su práctica entre los mas necesitados?

Hoy me equivoqué y sonreí francamente
a mi enemigo, este, aturdido, me devolvió
la sonrisa. Mañana pienso volver a equivocarme.

Todos los días salgo de casa
dispuesto a comerme el mundo,
luego a lo sumo y con suerte
desayuno media tostada.

“Cuando pierde los estribos
no conoce ni a su padre”
Al apretarlos vuelve a su ser, equino
y galopa a golpe de espuela.

A veces uno se hastía
y maldice los movimientos
de la tierra, el de rotación
y sobre todo el de translación.

¿Cuantas veces se puede decir,
No, sin dejar de ser un amigo?
Y ¿Cuantas veces se puede decir,
Sí, para no dañar a un amigo?

¿Cual será nuestra banda sonora?
¿Que música acompaña nuestros
actos? Ya sólo espero que la fúnebre
marcha de mi entierro sea una rumba.

Adolfo Lisabesky

jueves, 4 de octubre de 2012

Adolfadas

Ríe mejor el ultimo que ríe
¿Habrá una última risa?

Al llegar a una cola se pregunta:
¿Quien es el último?
Ya que saber quien es el primero
es sólo morbosa curiosidad.

¡Era un bendito!,
Oí decir en un entierro.
Cuando muera quiero que digan
¡Era un maldito venido a menos!

Mis padres me decían:
En la posguerra nos comíamos
hasta las piedras.
¿Habrá piedras para comer
en la poscrisis?

Al llegar nuevo a un sitio pienso
todos estos son muy raros.
Con el tiempo y al irme, oigo susurrar
“Que tío más raro”

Siempre que salgo de casa,
tengo la impresión de haberme dejado
abierto el gas y cuando vuelvo
observo que mi calentador es eléctrico.
El gas Butano ha hecho de mi un ser melindroso

“Caminante no hay camino”
En mi hubo un antes y un después
de este verso, los caminos
dejaron de ser algo físico
para ser puramente fisiológico.

“No por mucho madrugar
amanece más temprano.”
“El que madruga Dios le ayuda.”
Mañana tengo clase a las 8:15

No hay buenos finales
sino finales inconclusos,
puertas semiabiertas
y no estruendosos portazos.

Adolfo Lisabesky


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