miércoles, 9 de julio de 2014

La sombra, hijo pródigo

¿Que quieres que me diga, sombra,
si ya me lo dije todo?
Hubo un tiempo de penumbra
en el que escondías tu llanto
en el llanto de los otros.
Y con la luz huiste de mi lado.
Me recuerdo en barcas
de estanques casi dorados.
Pero aquello duró poco,
El agua del estanque se secó
y las nubes te trajeron de nuevo,
                                        sombra.

A veces me confundo contigo,
hay días, que creo
                              quieres ser yo.
No me distingo, me arrastro sobre ti,
entonces te conviertes en cicerone
de los grises mundos del reflejo inverso.
Nunca me has perdonado
mi breve idilio con la luz.

Te regalo rosas negras
me perfumo
con el olor oscuro
de una nocturna madreselva
y me dejo caer a tu lado

Adolfo Lisabesky


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