jueves, 26 de abril de 2012

Temores


Teme el día de mi ausencia.
Lamenta los momentos perdidos
entre tú y yo. Estamos heridos
por la fugaz apariencia
de ese espíritu tímido
al que llaman amor.
Y no es sino el clamor
frenético de nuestro latido.

Teme las horas de desamparo
en las que atraviesas desiertos
en busca de los vientos
que traen de las nubes al cazado.
Créeme necesario y olvida
que hubo un día en tu vida
en el que yo sólo era sombra
y tu vida piedra para una honda.

Porque el día que descubras
la verdad, el día que midas
lo inútil de mis tímidas
caricias... me abandonarás.


Adolfo Lisabesky

martes, 24 de abril de 2012

El club de los suicidas.


A fuerza de defender la vida
me encontré un día
arrastrándome, dejando una guía
viscosa de baba blanca.
Era mas bien blanda...
y a las ratas les encanta.
Formé un grupo
de sensibles rudos
de amables tozudos.
Ni homicidas
ni liberticidas.
Locos suicidas.
No defenderemos la vida
de la alegría
ni de la valentía.
Seremos sensatos suicidas.
Anoche murió un miembro,
se mató, lo mató
su último, no.
Si hubiera dicho, sí,
ahora estaría vivo.
Pero fuera de este estricto
club. Él dijo No.
Y su hijo lo oyó.
...Su carnet heredó.
Ya es un suicida más,
Anoche le oí decir:
“¿Por qué sobrevivir
y no simplemente vivir?
¿Dónde vive el Hombre?
El último hombre,
Yo pregunto ¿Dónde?”

Adolfo Lisabesky

domingo, 22 de abril de 2012

San Juan


Ojalá diera con los versos exactos
y pudiera contar tantas cosas.
Contar ,por ejemplo, las pesadas losas
que aplastan al hombre y lo hacen enano.

Describir como son los viciados aires
de odio que contaminan los vientos
de libertad. Sus cenizas caen a cientos
obturan las vías donde respira el hombre libre.

Ojalá consiguiera mis propósitos
por ellos quemaré todos mis versos
en el San Juan de un mar recóndito.

Espero que las cenizas de mis versos
no se contaminen y caigan a miles
sobre la playa amable de mis sueños.


Adolfo Lisabesky

jueves, 19 de abril de 2012

El sol, una linterna y la luna.

Esta mañana oí quejarse al sol
del brillar de una linterna.
Arrugó sus ojos y así le habló.
“Apágate linterna terca
no ves que es de mañana
y a esta hora sólo brillo yo”
La linterna de mala gana
esto fue lo que respondió.
“Perdona la luz que mana
de mis entrañas, alto señor”
acto seguido su luz apagó.

Llegó la noche y la linterna
esperó la altanera voz
que su luz le permitiera
enseñar. Pero el gran sol
desaparecido de la tierra.
La luna cautelosa y advertida
por la linterna no brilló
y un manto de oscuridad
cubría montes, mares y ríos.
El sol dormido años, siglos,
la luna ,precavida, sin claridad
la linterna ,advertida, sin iluminar.


Adolfo Lisabesky


martes, 17 de abril de 2012

Hoy alguien se acordó de tí, madre.

Hoy alguien se acordó de tí, madre.
Sus reproches me trajeron tus cuidados,
cuando yo era el hijo y tú mis manos.
La vida el infinito junto a mi sangre.

Los días huellas pesadas de amores
sin manufacturar, libres de todo mercado.
Francos abrazos, besos robados
los de una madre, tercos olores.

Hoy alguien se acordó de tí, madre.
No me volví, no le respondí,
sus palabras navegarán los mares.

Hoy alguien se acordó de tí, madre.
Mañana buscaré su escondido rincón
y de rodillas besaré su negro corazón.


Adolfo Lisabesky

lunes, 16 de abril de 2012

La caza del hombre

Acabada en Europa la caza del oso,
los cazadores apuntaron a nuestra casa.
Ni venados ni leones ni zorros.

Todos somos piezas de caza.
Al rico ya no le excita matar bestias
tanto como la caza del hombre en masa.

Sumidos en una reciente amnesia
somos dianas perfectas, casi quietas,
buscamos del amo su querencia.

Desnudos nos invitarán a sus fiestas,
nos darán el último banquete,
y seremos de su caza su pieza.

Criados leales limpiarán sus retretes.
Rastrearán y marcarán como podencos
y en la caza serán santos inocentes.

Añoraremos que fuimos sus rectos
criados los días pasados
en los que no éramos fruto de sus deseos.


Adolfo Lisabesky

jueves, 5 de abril de 2012

Curvas

Me pregunta mi Ángel
sobre mis muertos.
No se que contarle...
Quizás decir que andan sueltos,
mentir y no preocuparle.

Pero hoy descubrí tu secreto,
muerte. Te he reconocido
entre las amistades olvidadas,
en los libros acabados,
en las asignaturas aprobadas,
en el sexo culminado.

No eres más que una curva
más. Tímida te escondes
tras la curvatura de tu figura.
Olvidas que la vida, generosa,
nos muestra otras curvas.

Cuando mi Ángel me pregunte,
sabré que decir: "La muerte.
Una curva más en el camino".


Adolfo Lisabesky

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