jueves, 27 de febrero de 2014

Flores y Delfines

Flores Rojas.

Un pétalo se lo llevó el viento.
Después otro voló al desierto.
Y el último cayó en el mar.

Los Delfines

Un día saltó tanto el delfín
que quedó colgado en una rama.
Dormía tranquilo en su cama,
una estrella fugaz se acercó al delfín,
el delfín se subió y volvió al mar


Ángel Antonio Rodríguez Céspedes





miércoles, 26 de febrero de 2014

Jose, el perro ya no tose.

Así es Jose
el perro ya no tose.
¿Sabes Jose?
Lo sabrás,
lo habrás leído en algún sitio.
Ese perro quería volar
y en cada intento
se hundía más.

Como en tantas cosas,
volviste hacer de lazarillo
sin quererlo, ya lo sabes.

Tal vez Jose
sea simplemente una pose.
Ética y estética.
Saber morir ¿Ética o estética?
A lo mejor, Jose,
la ética sea la estética del alma.
No lo sé, no he leído nada.

¿Y los pájaros?
¿Quién los borró?
Sí sé que el sordo, los dibujó.
Algún críptico poeta
o alma descarriada.

¡Como te gusta, Jose!
Pero que sepas
que el perro ya no tose.

 Adolfo lisabesky



martes, 25 de febrero de 2014

Globos

Tocar el cielo,
aunque sea con las manos.
Aunque el alma se quede en tierra
y los vientos sean los amos.
Quiero tocar el cielo
aunque sea con las manos.

Y que mas da si he de subir en globo
porque las alas no crecieron
porque mi nombre es puro engaño
ya que soy ángel enterrado.

Seré un invitado
y podré tocar el cielo
aunque sea con las manos.

Adolfo Lisabesky




domingo, 23 de febrero de 2014

Yo

Yo, que suelo cantar bajo
porque cuando canto alto
no me oigo,
hoy tengo que gritar
para no oírme.

Gritaré por ejemplo
¿Dónde están las cumbres?
Cansado de habitar los valles.
¿Por qué mi alma todavía es niña?
Anclada en pueriles costumbres
como la de brincar por calles
rompiendo afectos, abriendo riñas.

Y ese miedo que me ha entrado
a la vida, a la muerte.
A vivir muerto,
a morir vivo.
A tropezarme con la muerte de otros,
a las despedidas tremendas, sangrantes.
Deberíamos hacer duelo por aquellos
que se van y no mueren.
Y llamar a los curanderos por aquellos
que se mueren pero no se van.

Yo, medio vivo, medio muerto
en esta agonizante lucha contra uno mismo.
De batallas ganadas, besos robados
de luchas enconadas, inútiles armisticios.
No sabría explicarme,
Tal vez algo de sal marina.
un vino en barrica de Jumilla,
ventanas que miran a una vecina,
los pliegues sin adornos de una falda lisa,
una prenda medio seca y tendida,
una tarde tranquila, sencilla

Eso podría ser
pero de hablar tan alto
no me oigo
y no sé lo que me digo.

 Adolfo Lisabesky 



sábado, 22 de febrero de 2014

Colliure tan cerca de Burdeos

Que es Colliure, sino el cementerio
del español exiliado.
Que es Sevilla, Soria, Baeza y Segovia
sino los paisajes de Machado.
Que es España sino el fracaso
del sol y sombra sobre la historia.

No conocen en Colliure
que en tus ojos flota Leonor,
que en tus manos la lumbre
tiznó de negro tu corazón,
que a mil kilómetros Sevilla
de horror y de hambre, grita.

Europa desorientada peregrina
a Santiago sin saber que el santo
está en Colliure, sangre y espanto.
Cerca de Burdeos donde la herida
de Don Francisco sangra todavía.

Adolfo Lisabesky



martes, 18 de febrero de 2014

A Pepe le pasa lo que a mi

Tiene Pepe encima un despiste,
que le hace repetir día tras día
la ayuda cotidiana y el olvido.
La sonrisa y el afecto le asisten,
como dos viejas amigas.

Lo que le pasa a Pepe
es que explota muy bien
el paso firme y de frente
la juventud en el alma
y la cana en la sien.

No desiste Pepe del tabaco
picado, de la mirada blanca
de los enfados contados
de ese estudiante novato
de ese doctor despistado.

Sí Pepe en un azar descontrolado
Me dijera “Tírate por la ventana”
Sólo le diría relajado:
“Pepe, ¿Qué ventana?”  

Adolfo Lisabesky





lunes, 17 de febrero de 2014

Para cuando seamos Dioses

Tan cerca estaba de llegar a la meta
que tuve que correr hacia la salida.
El mismo miedo, la misma treta,
tratando de escapar de la misma vida,
de ese halo brillante de estúpido éxito,
que aparece cuando menos se espera,
entre sus dientes, entre sus méritos.
Tanto que angustia, que desespera
me refugio en fracasos pretéritos,
me camuflo en los errores venideros,
para que caiga al suelo esta espesa
y cara apariencia de cisne altanero.

Adolfo Lisabesky


 

domingo, 16 de febrero de 2014

Rocío reo

¿Qué más pueden revelar tus piernas?
Tus labios y tras ellos tus labios.
piernas , labios y labios perfecta terna,
donde la pasión es un barrio en el extrarradio.

Tu piel recubierta de un rocío reo,
hijo bastardo de este puzzle inconcluso,
-resultado de los lodos condensados-
oasis, manantial, resuelto río del desierto.

Cuento en tus pies los cinco dedos
de mis manos, empeñadas en la matemática
recurrente, engullida por el impúdico deseo,
hacer de tus dedos inquilinos en mi boca.

Comer y ser comido
sexo y gastronomía.
Amor y misterio
o lo que el poeta diría
Principio y final.

Adolfo Lisabesky

















Cartel de la zona de tránsito en el puerto de Almería.
Perros y policía en actitud decadente
.

jueves, 13 de febrero de 2014

En mi barrio los perros cruzan la calle por los pasos de peatones.

Hay plaza en mi barrio
aunque es plaza de toros.
Niños que juegan y pelean
en los lugares hurtados.
Jóvenes melindrosos,
viejos imprudentes.

Son las esquinas
giros imprevistos
hombres sin gabardina,
sillas al sol paraolimpico.
Ambulatorio, bar y frutería

Vienen las noticias
envueltas en sonrisas,
deseos y buenos días.
Panes, bizcochos,
corazones y aves marías.

Cruzan los perros en mi barrio
la calle por los pasos de peatones.
Pero no miran, solo se enfadan
si olvidan las cebras, los conductores.

Calles parcheadas, almas enganchadas.
Pinturas pintadas, aceras gastadas.
Ni Patria ni bandera, pero con barrio.


Donde los perros cruzan la calle por los pasos de peatones hay que andar muy vivo

Adolfo Lisabesky





martes, 11 de febrero de 2014

Valientes

¡No tengo miedo a nadie!
Gritaba su extravío,
a unos minutos de la madrugada.
Distinguía el blanco auricular
que le obligaba gritar:
¡No tengo miedo a nadie!
Compañera de la prisa,
llegaba tarde
a donde nadie la esperaba.
Acelerada por el miedo
que no tenía,
sola, sucia y olvidada,
con fuerza gritaba
¡No tengo miedo a nadie!
Despertaba la monotonía
de la basura dormida.
Alertaba a la vecindad
de su temeridad.
¡No tengo miedo a nadie!
Pero temblaba, de frío
de hambre y de soledad.
Adolfo Lisabesky




lunes, 10 de febrero de 2014

Anna Boch

¿Qué viste en el viñedo, Anna?
¿El sol que regaba los campos de Arlés?
Cuatrocientos benditos francos,
a cambio un camino, viñedos y sol.

Te imagino, mirando el cuadro,
instantes antes de tenerlo para siempre.
La eternidad de unos viñedos.
Todos los pilgrim callados,
las espaldas torcidas,
y ese sol dejándose vencer,
sangra sobre un camino muerto.

Tu mirada Anna,
también cae sobre los viñedos,
sobre una casa anaranjada,
sobre el carro que hunde sus ruedas,
varado, lo reconocerán años después,
los amantes de lo evidente.
los inventores del fuego.

Adolfo Lisabesky





domingo, 9 de febrero de 2014

Nosotros

En construir el mundo soñamos cada mañana,
aunque algún lunes nos invada la pereza.
Trabajamos duro, moldeamos la semana
(dejando siempre sitio para arroz y cerveza)

Héroes que pretendemos cambiar el día a día
y juntamos nuestras fuerzas mano junto a mano.
Me siento tan feliz de compartir la utopía...
¡Vosotros me devolvéis la fe en el ser humano!

¡Qué tesoro tan grande conjugar el nosotros!
Pensamos. Reímos. Vale, incluso volamos.
Ser un "Yo" sin tapujos; sin temor a los otros.
Caemos. Sufrimos. Y, sin vergüenza, lloramos.

Todo el mundo conjuga el yo, mí, me, contigo,
pero es nosotros el más personal pronombre;
porque cada uno decide a quién llama Amigo
y compartir Corazón es lo que te hacer ser Hombre.


Dana Sánchez (de la serie "Pronombres demasiado personales", Nosotros) 



Vosotros

Amalgama de fantasmas, enemigos íntimos,
inquietos familiares, preocupados amigos,
provocáis el canto del arpa en la hierba.
Sonata que me ha perseguido toda mi vida.

Sois el mas personal de los pronombres,
vosotros que sin saberlo me trajisteis,
la primavera pero también el invierno.
Vosotros, que aulláis en coro
y es por eso que no distingo
las voces de los ecos,
vosotros, caudal humano
de insistente permanencia.

Vosotros, que habéis tomado mis decisiones
que habéis hecho de mi este poeta medio cocido,
que cuando llegó el abismo y quería volar
por encima del paraíso, me quitasteis las alas.

Y ahora que os busco para escribir
estos versos, me decís loco.
Saltáis por la ventana,
mientras corréis calle arriba,
Gritáis “¡Nosotros nunca fuimos!”

Adolfo Lisabesky (De la serie Pronombres demasiado personales)


jueves, 6 de febrero de 2014

Ella

No le gustaba saber de sus ojos,
ojos tristes, azules ojos tristes.
Sin embargo su risa brotaba caudalosa,
era algo que no entendía
y aun hoy tampoco entiendo.

Un azul de un mar solitario,
sin costa, sin gaviota, sin isla,
Su mirada testigo mudo, diría
cómplice, del viento en el naufragio.

Caminaba y sentía a saltos,
me gustaba verla caminar y sentir.
Por eso la esperaba los días de lluvia,
por eso caminamos tanto esos años.

Era ella el mismo mar mediterráneo
en las noches de luna, días de fiesta,
esos instantes fugaces, momentáneos,
en los que sus ojos olvidaban su tristeza.

Adolfo Lisabesky (De la serie Pronombres demasiado personales)


miércoles, 5 de febrero de 2014

Él

Llegó con un libro entre sus manos.
Al abrirlo, resultó pura poesía.
Cuando lo veo llorar, lloro
cuando lo veo crecer, me crezco.
A veces me acerco a su cama
temiendo por sus sueños.
Pero él duerme...y sonríe.
Entonces me descubro tranquilo,
y escribo versos, mientras espero leerlo.

Tiene tantas cosas que decir
que no calla, que el día le aprieta
que los segundos le atosigan.
Tendrá que aprender a ser feliz
a darle importancia a las pequeñas cosas
y a quitársela a las grandes tragedias.
Pero él duerme...y sonríe.
No seré quien le dicte sus versos,
antes empezará a leer su alma.

Por entonces ya no será
un lienzo en blanco,
sino un esbozo impresionado
donde vidas y palabras crecerán

Adolfo Lisabesky. De la serie Pronombres demasiado personales 




martes, 4 de febrero de 2014

No, no importa, déjalo ya.
No mires atrás,
ni digas esta boca es mía,
ni pidas perdón,
ni quieras que él te lo pida.
Tú sabes quien es
sabes que confunde
sus torpes habilidades
con tercas seguridades.
Tú sabes que has sido
para él tierra y mar
pero que nunca tuvo cielo.
Oíste como un rayo
su escueto “Te quiero”
Y luego el silencio
lugar donde mueren los sueños.
Y el vuestro no iba a ser menos.
No, no lo despiertes,
deja que este silencio vuestro,
ocupe todas las habitaciones.

No, no importa, déjalo ya.

Adolfo Lisabesky (De la serie: "Pronombres demasiado personales")




domingo, 2 de febrero de 2014

Preguntas en busca de una respuesta

¿Cuántas mentiras he de contar
para que dejen de llamarme mentiroso?

¿Cuántos versos he de escribir
para dejar de ser poeta?

¿Cuántas manos he de morder
para no ser tratado como un perro?

¿Cuantos amaneceres caerán sobre mí
antes de enredarme en la madrugada?

¿Cuántas vidas he de vivir
para que la muerte sea mi amiga?

¿Cuántos segundos he de contar
para poder olvidar el tiempo?

¿Dónde están las respuestas
que antes encontraba en unos ojos
en una sonrisa, en unas manos
y que ahora duermen placidas su olvido?

Adolfo Lisabesky

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