Sobre los medios

Un griterío de voces infantiles.

“¡Está mal, lo ha hecho mal!”

Un niño asustado espera un final.

El maestro aguarda para decirles:

¿Qué está mal? ¿Todo está mal?

¿Sólo está mal el final?

¿Todo el camino seguido,

está todo corrompido?

El silencio en la clase,

un niño alza su voz

“Así no se hace

el resultado falló”

El maestro retoma la palabra:

El final no es tú final

y tampoco el correcto final.

Pero la trayectoria, inmaculada.

Niños y niñas hacer de este día

consejo presente.

Los finales utópicos y ausentes,

los caminos reales y decentes.

Huir de los que justifican los medios

para dar con finales complacientes.

El engaño y la mentira

están a la vuelta de la esquina.

Olvidaros de los resultados perfectos

e id por caminos abiertos.

 Adolfo Lisabesky

Hoy bajé los brazos

Hoy para seguir en la lucha

bajé los brazos.

Con los brazos caídos,

con el alma subida,

me entregué a una marea

verde. Antonio, Jose, Manuel

y tantos otros, bajamos los brazos.

A la huelga

¡A la huelga Compañeros! ¡A la huelga!

Bajad los brazos y levantad la cabeza.

Soltad el martillo, el teclado, la maleta.

Levantad el alma y derribad la cerca.

Esa que levantamos hace tiempo, compañero.

Mirad entonces a los ojos del amigo

Gritad ¡A la huelga! ¡A la huelga, Compañero!

Y que el grito se oiga a través del tiempo

para que despierte del letargo en el desierto

a tanto camarada que duerme...duerme.

¡Despierta camarada! ¡Despierta!

No engrases la máquina que a todos aplasta,

detente y escucha un grito ancestral

¡Justiiicia!, lo han dicho tantos durante tantos

años que lo creíamos agotado.

Y si lo gritamos juntos, entonces volverá a sonar.

Probemos una vez más. ¡Justiiicia....social!

Adolfo Lisabesky

Antiguos laberintos

¿Por qué repetimos rotundos

las mismas imágenes recurrentes?

¿Por qué este reloj insistente

repite sus horas, minutos y segundos?

¿Por qué, relojero? ¿Por qué?

Si hay maravillas ocultas,

hay soluciones truncadas,

hay bellezas ignoradas,

hay salidas no usadas.

¿Por qué más de lo mismo

y no más de lo nuevo?

¿Por qué, amigo viejo?

Desisto pisar el mismo suelo,

renuncio a los persistentes laberintos,

dejo atrás los recodos infinitos.

Estos suelos, estos laberintos

y estos recodos nos han devorado,

han hecho de nosotros espirales,

relojes heridos, matemáticas reales.

Y quisiera ser curva no cerrada,

olvidar los segundos y hacer abstractas

las matemáticas.

Adolfo Lisabesky

Las heridas de D. Quijote

De entre mis heridas

salpica con intensidad una fuente de marea roja.

La abrieron la mentira, el desánimo y el desencanto.

De entre mis heridas

nace la muerte del hombre que agoniza

sin saber porque.

De entre mis heridas

colmaron su sed enemigos sabios,

paladean ansiosos los diversos sabores del hombre.

¿Alguien piensa que el sabor de la victoria

es más dulce o sabe mejor que el manjar de la derrota?

¡Mentira! - Ay la mentira.

De entre todos los santos ¿Quién es más santo?

¿Aquel que pulcro y perfumado habla de las bondades del alma

o aquel que embadurnado por el lodo, salpicado por la sangre

del hermano y por la peste contagiado es síntesis de los pecados

capitales?- ¡Ay los pecados capitales!

Mi confesada pereza me impide hablar de todos

pero mi naciente envidia me incita a hablar de la soberbia.

Querer ser sin la necesidad de convencer,

alcanzar la cima sin experimentar el vértigo de la escalada,

mirar los hombros de hombres desiguales,

hacer de los juicios difusos pretextos de intereses propios.

La soberbia, hermana querida de tantos altos cargos.

Adolfo Lisabesky

Malos momentos para la poesía

El alma sacudida,

el corazon acelerado,

el hígado descompensado

y la razón aturdida.

Adolfo Lisabesky

Palabras...sólo palabras.

Dar la palabra con palabras,

dicen que el viento se las lleva.

¿Hacia que lugar vuelan

la palabras malheridas, gastadas,

derrotadas? ¿Volarán en bandadas

aliviando sus almas enfermas?

Desde la tierra mirando su cielo

las oigo hablar:

-Cuando era hermosa palabra

todos se doblaban al pasar,

ahora que soy palabrilla

nadie me quiere ni mirar.

-Te entiendo palabra hermana.

Yo era una palabra muy sana,

me cambiaron y les empecé a irritar,

se olvidaron de mi, aquí me ves tiritar.

Oigo sus quejas, oigo sus vidas

y las oigo morir malnutridas.

Adolfo Lisabesky

A veces te quiero.

No hay más horizonte

que la curvatura

hermosa de tu figura.

No hay más estrellas

que el fuerte destello

de los ojos en los que creo.

No hay más vida

que la vivida

después de las heridas.

A veces también te quiero,

y son esos nuestros días,

instantes de nuestras vidas,

en los que olvido el miedo.

Adolfo Lisabesky

No se hacen locuras

“Ya no hay locos” nos recordaba

nuestro León, pero se hacían locuras.

Cuerdas personas tenían las dudas

de las que nacían ideas renovadas.

Muertos los locos

ahora son pocos

los que se atreven,

valientes,  hacer frente

a las cuerdas cadenas

en las que las penas

balancean inútiles quejas,

recuerdos de utopías viejas.

Muertos los locos,

¿Quién sabe los modos

de las queridas locuras?

¿Quién ante las tozudas

realidades hacen del loco

cura de lo enfermo o roto?

Nadie...Ya no hay locos.

Cuerdos, muchos y solos.

“Ya no hay locos” nos recordaba

nuestro Felipe, y ahora tampoco locuras.

Los cuerdos sólo quieren hacer corduras,

de ellas nacen las mismas lápidas blancas.

Adolfo Lisabesky

Etiquetas

Tienen en la tienda sus productos

ordenados, expuestos y con etiquetas.

“lavar en seco “ la etiqueta nos receta.

“lavar a mano” para evitar sustos.

Tanto nos gusta el etiquetado

que no solo cuelgan de juguetes

de perfúmenes o prendas de lavado.

Cuelgan también de mujeres

y hombres. Todos retratados.

“No te fíes de Manuel”

¿Por qué? Por marido infiel.

“No te fíes de Ricardo”

¿También? No, por petardo.

Tenemos la etiqueta tan bien clavada

que no hay tijeras, alicates o punzones

que la aflojen. Son tantas las uniones

entre etiquetas y etiquetados que nada

los separa. No somos Ángeles, Ramones,

Marías, Patricias, Juanes o Simones.

Somos soberbios, humildes, tragones,

díscolos, difíciles, polémicos o coléricos.

Olvidan los recodos, las caras ocultas,

las facetas no encontradas, las miradas

perdidas. Tomamos el todo por la nada

...o casi nada. La nada a resultas

de un día aciago, de un familiar

enfermo, de un accidente reciente.

Jueces dando sentencias injustas,

inapelables, condenados eternamente.

Adolfo Lisabesky

El autor de la canción "Círculos viciosos" Chicho Sánchez Ferlosio.

No, no y no

Callar cuando al poder le moleste

el bullicio de la gente en las plazas.

No. Correr diligente y a gatas

cuando un mandarín lo pretende.

No. Servir de engranaje perfecto

a un sistema corroído por las ratas.

No. Ver las injusticias pasar

bajo mi ventana y callar.

No. Aplaudir los discursos

reales y sonreír de mala gana.

No, no y no.

Servir al compañero,

sin mirar por encima

de su sombrero.

Como una mosca cojonera

sobre anos de asnos engreídos,

molestar la acción altanera.

Recordar con mis quejidos

los corrompidos tejidos

de los mal cosidos vestidos.

Dar razón cuando con razón

se convive y no darla

si en un rincón del corazón

habita la voz dormida

que alerta nos convida

a darla o a quitarla.

Como cual Cyrano:

“...Ponerme por sombrero el universo,
por un si o por un no. Batirme por un beso,
despreciar con valor la gloria y la fortuna,
viajar con la imaginación a la luna.
Solo al que vale reconocer los méritos,
no pagar jamás por favores pretéritos.
Renunciar para siempre a cadenas y protocolo.
Posiblemente no volar muy alto... pero sólo. “