viernes, 30 de enero de 2015

Todo es prosa

Los parches de alquitrán en el asfalto,
los sermones sordos de los domingos,
la cama como una parca abandonada,
la tartamuda tos dueña de aulas y casas,
los poemas que leo en tu espalda,
la culpa, la inocencia, los juicios de la mañana,
los dientes de un caimán sobre un rio
de agua salada.

Mis prejuicios, nuestros oficios,
el peso de mis días sobre mis noches.
Una cerilla sobre un polvorín todos los días,
los zarpazos de un oso viejo.
La vida a través de una ventana,
las manchas de humedades en mi cabeza,
Los exámenes de matemáticas que asesinan infancias,
el asesino en el que me he convertido,
las cabezas que caen para no levantarse.

Un toro que bajó sus astas,
un perro que no gruñe,
el amotinamiento de unos grumetes
que quieren ser marineros.
La bajada de bandera,
la puesta a proa sobre el puerto.
Los instantes del día sin vida,
los instantes de una vida sin su día.
El robo de un martes, el amor del jueves
la penumbra del lunes.

Los circos que desaparecieron de las ciudades,
un payaso que ya ni llora,
un funambulista que olvidó el alambre,
el maestro de ceremonias sin ceremonia.
Los leones domando a un domador
que no quiere pasar por el aro.
Un trapecista, un mago y una pista vacía.

Todo es prosa
aunque los aprendices de poeta
quieran disfrazarlo de poesía.

Adolfo Lisabesky





sábado, 24 de enero de 2015

Terciopelo

Porque tocar tela y piel no es gran cosa,
porque mirar tus ojos escondidos
en el laberinto nebuloso de los recuerdos,
              no es el mejor de los paisajes.
Porque oír tu risa bajo los fantasmales
                 ruidos de una ciudad muerta,
no es las más hermosa de las canciones.

Pienso, recuerdo y sueño
mas allá de mis posibilidades.

Pero son risas, mares y terciopelos,
y uno no esta en condiciones de despreciarlos.

Adolfo Lisabesky


martes, 20 de enero de 2015

Oscuras golondrinas

Las golondrinas siempre vuelven,
a la oquedad del árbol,
donde sus rituales cantarinos
fraguaron una prole sobre el nido.

Jazmines, madreselvas, plantas trepadoras,
que pertinaces sujetan muros, vallas
puertas, ventanucos y alcobas.
Regresan donde sus besos
fueron besos besados.
Sus abrazos, abrazados.

Nuestros oídos vuelven a los labios
que un día mecieron con cantos
sus pesadillas.

No he conseguido enseñar nuestros
nombres a ninguna golondrina.
Ni el rocío ha cristalizado
sobre las hojas impares de los jazmines.
Nuca fui mudo,
¿Absorto? Ta vez aquel día bajo la lluvia,
Mis rodillas nacieron pegadas al suelo.
Eso sí, de Dioses lo he olvidado todo,
No sabes cuanto me costó.

 Adolfo Lisabesky



sábado, 10 de enero de 2015

Dibujar un profeta

¿Qué colores debería utilizar?
Se acabó el rojo, demasiada sangre
sobre las mesas de dibujo.
El blanco y negro pudiera ser una solución,
blanco sobre negro para no irme por las ramas,
o solo blanco, para disimular el horror,
o solo negro, para congregar todo el horror.

Haré un trazo fino, no quisiera molestar,
los trazos gruesos los ven hasta los miopes,
-yo soy miope- no me lo toméis a mal.
He hecho tantos borradores,
que ya no sé lo que quería dibujar.

Ya, ya recuerdo
hay puestos vacantes en Charlie Hebdo
y yo quería opositar.

Adolfo Lisabesky 
 






De un aprendiz a dibujante de profeta, a unos maestros asesinados




lunes, 5 de enero de 2015

Entre holas y Dioses

Adiós turbio mar de siniestras mentiras,
adiós verdades sanadoras,
adiós vida y muerte resucitadora,
adiós elogios, refranes, oraciones,
adiós dos mil catorce.

Hola riachuelo tímido de dudas envuelto,
hola pináculo invisible
desde donde en horas muertas del día
                                             hostigas y matas.
Hola resuelto eslabón que unes nacimientos
                                                 y funerales.
Hola arrebatos, discrepancias,
versos rotos y poetas caídos.
Hola dos mil quince.

Adolfo Lisabesky

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