domingo, 21 de marzo de 2021

Onomatopeyas

 

El reloj: tic tac,
la presión arterial: boom, boom,
los suspiros, ah, ah,
el ritmo de los versos desrrimados:
ding, dong.
el perfume desbordado de tu cuello:
sens, sens,
las ramas cayendo del otoño:
plof, plof,
el final del día sin piedad:
catapum, catapum,
última onomatopeya sobre mi último libro,
en el último minuto de la modernidad.
 
Adolfo Lisabesky (hace guau, guau)
 
 

Espejos y almas

 

Si al mirarte al espejo
este solo refleja ruindad,
espero que la pedrada
en el mismo abra en canal
                   tu alma.
Adolfo Lisabesky ( Los caminos del señor son inescrutables)
 
 
 

Carceleros

 

De repente el cuerdo
salpicó de sangre su hábito
De repente el loco
amontonó vidas en el trastero.
En el patio deambulan perdidas
las miradas de cuantos se creyeron
        carceleros perfectos.
 
Adolfo Lisabesky (ni loco ni cuerdo sino todo lo contrario)
 
 

lunes, 18 de enero de 2021

Frío

 -Dígale, agente, que la quise mucho- le rogué, mientras me facilitaba una manta con la que aliviar mi desnudez. Años atrás me pareció frágil, que equivocado estaba, en aquella ínsula literaria que era la biblioteca de la Alpujarra. Nuestra relación se convirtió en adicta sexualidad, pasábamos mucho tiempo juntos y cuando no lo estábamos el influjo de su poder sobre mí seguía acaparando toda mi atención. Sus juegos fueron progresando y nos adentramos en un camino sin retorno. Desnudo, helado en mitad del bosque, cuando aquellos agentes se la llevaban esposada solo podía pensar que sería de mí sin la imperativa voz de sus caprichos.

 


 

viernes, 1 de enero de 2021

¿Haikus?


 Los doce sabios
custodian el alma
de los ingenuos.

 Junto al día
nace el prostíbulo
amada a mar.

La gruta de sal
ciega al caminante
en su destino.
 
Un Haiku es una artificiosa gota de rocío

 
Caen sobre tí
las palabras tranquilas
que no escribí.
 
Una ovación
de las ramas al viento
cierran su labor.
 
El clamor del Sol
retrasa la llegada
de la locura.
 
La luz se cuela
con el sol por la ola
de la mañana.
 
En el camino
donde se pone el sol,
sueña el hombre.
 
Puso mil nombres
a todos sus demonios
y los olvidó.

Piensa el árbol
en los mares que nunca
verán sus raíces.

Los cinco sabios
lanzan las siete piedras
en cinco tumbas.

Sobre tu amor
camina la tormenta
en un pedregal.

Tiembla témpano,
en las brasas del volcan
todos somos luz.

El viento del sur
espolvoreó su risa
sobre la noche.

El estruendo fue
el comienzo funesto
del desamparo.

 

Adolfo Lisabesky

 

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