viernes, 13 de septiembre de 2013

Huyo

Huyo, dejo crecer los maizales.
Huyo, abandono plazas y mercados.
Huyo, ¡Qué pequeños los cercados!
Huyo, no veo ni a hombres ni animales.

Y mientras huyo, recuerdo cuando fui valiente,
y me deshago en elogios y me agiganto.
Ahora todo es miseria y espanto,
porque huyo y no miro al sol desafiante.

Crecerán en mi alma asideros
donde coger a mi cuerpo errante,
Cruzaré desiertos, ciudades y esteros.

En un instante retornará el sentido,
y al mirar las estrellas seré de nuevo
miseria y oro, rata y hombre devenido.

Adolfo Lisabesky


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