jueves, 29 de mayo de 2014

La Mujer que no conocí

Si hubieras estado a mi lado
tal vez no me hubieras visto
Si hubieras nacido en mi calle
podría ser que me ignorases.
Si  hubieras frecuentado mis bibliotecas
quizás no te hubieras sentado a mi lado.

Pero quien sabe, quizás, a lo mejor,
pero ni siquiera un mal banco,
ni la barra de un bar
para poder preguntar:
-¿Este libro es suyo?
Señorita dejó usted un versos sueltos
olvidados en el servicio de caballeros.
Y tú dirías:
-No caballero, no son mios
no ve usted que riman,
menuda osadía.

Pero entre tus manos restos
de la tinta de tus versos.

Adolfo Lisabesky

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