sábado, 31 de mayo de 2014

El viento, el gran antólogo

Qué más puedo decir, sino callar
y escuchar la marcha nupcial del grillo
Qué más puedo escribir, abandonarme
en los versos frescos de un infante.

Recorrer los ríos desde el mar a la montaña
Visitar la planta de neonatos de un hospital
Bajar de la trigésima planta del Torre Laguna
a una humilde, blanca casa en la Alpujarra.

Para volver a emocionarme con la brisa
                  fresca
de una noche de verano.

Adolfo Lisabesky

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