Los peces de la ría se asustaron
Picasso se olvidó de ellos
Me encogí, no podré olvidarlos.
Desde la ría no veía el cuadro
Ni al burro Perico,
le cayó la cuadra encima,
Ama decía que dormía.
Los silencios rendidos
presagio de tormentas
¿Cuánto se tarda en traer a la muerte?
De Vitoria llegaba cargada de simiente.
Vimos el día morir desde la ría,
vimos el pueblo morir desde la ría.
Y llegó la noche, los quinqués,
las carretillas, mugidos sordos,
las manos, los hombros, los pies.
El terror que avanza, lo digiere todo,
Desde la ría no veíamos el cuadro,
desde los Junker y los Heinkel, tampoco.
Adolfo Lisabesky
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