Acariciar tus mejillas con mis yemas
y a la vuelta repasarlas con la cara oculta
de mis dedos.
Medir tus caderas, ajustarlas a mis manos,
recorrer tu cintura palmo a palmo.
Saber que la concavidad de tus senos
son el complemento convexo de mis dedos.
Perder todas las batallas entre tus manos
y las mías para acabar prisionero en las tuyas.
Dibujar con mi índice los infinitos contornos
de tu cuerpo y reconocerte obra maestra.
Apartar el pelo descolgado sobre tu cara
para volver a ver los montes
sobre el mar de tus ojos.
Despegar tus pies del frío suelo
para hacerlos partícipes de mis treinta y seis grados
centígrados.
Resbalar el pulgar de mis dedos
sobre el lagrimal seco
de tus ojos.
Pulsar mis dedos sobre tus labios,
para luego acercarlos a los mios.
Tanto verbo,
tanto verbo en infinitivo,
tanto verbo en infinita ausencia,
tendré que conjugarlos en futuro imperfecto.
Adolofo Lisabesky
Dicen los expertos que es conveniente escribir para conocerse. Las fotos nos revelan cicatrices con las que no contamos. Un megáfono nos ayuda a mejorar nuestra dicción. Escribir y releerse nos ayuda a alejar determinados fantasmas.
Espero que a parte de abrazar a tu hijo y a tu mujer después de recuperarte lo primero que hagas sea escribir otro poema , aunque veo que solo te ha hecho falta una mano "sana" para hacerlo, y qué casualidad que este ha sido uno de los mejores a mi juicio ya que se me han puesto los pelos de punta. Un abrazo y un beso, qué te recuperes muy pronto. A ver si tu "Ángel" de la guardia la próxima vez tiene más cuidado de que no te caígas...
ResponderEliminarGracias por los buenos deseos. Pudiera ser que la chispa que provoca la combustión en el motor de la creación tenga que ver con los momentos de crisis, no sé. Gracias anónim@ amig@
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