Ruedan los alguaciles
arrollados por
sexagenarias estrategas.
Dos guardias civiles
abandonan sus
tricornios en las carreteras,
Dos guerras civiles
se anuncian en
los telediarios.
Mueren, en castrenses desfiles,
cristos en
todas las procesiones.
Violentas criadas serviles
arrancan el
polvo de los armarios.
En casa, humildes alcauciles
añoran la vida en el estuario.
Adolfo Lisabesky
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