Pongámonos de acuerdo, sí, es hora del acuerdo
pero bajo unas premisas, inevitables premisas.
No le quitemos días a la primavera, no,
a la primavera no.
Dejemos de zarandear
¡Qué comience el momento del abrazo!
¿Recuerdas cómo se hacía?
pues ayúdame a recordar.
¿Quieres que votemos?
Pues botemos de pura alegría
En uno de estos saltos la luna será mía,
para ti el sol y las estrellas ¿Te gusta el reparto?
Botemos a mano alzada
y de puntillas.
Déjame ahora, en pleno vuelo, que te diga
que desconfío de mi
y a veces también de ti
por eso todo este asunto de las premisas.
Sigamos con ellas. Yo me encargo de apuntar.
A ver ¿Qué vendrá bien para el camino?
Pocas alforjas y un proyecto a medida.
Para el proyecto ¿Te parece bien una barca?
¡Pues rememos y que nadie se duerma!
Hay que estar alerta.
La barca que sea amplia y largos los remos.
Al vernos felices bogar ¿Quién no querrá subir?
¡Todos a remar, tenemos sitio de más!
¿Quién querrá entonces el frío mar?
¿Quién dirá que la barca es una cárcel nada más?
¡A remar! ¡A remar!
Sí alguien en un descuido,
- el salvaje estallido de la juventud -
callera al mar.
¿Debe su cuerpo vagar,
ser una lumbre, una señal
para la indisciplina contumaz?
Recojémoslo y en paz.
Que todos remen a virtud,
que no haya marineros en tierra,
ya que estamos en la mar, la alta mar.
Cuando veamos el final
cuando el viaje esté a punto de finalizar
pasemos la mano por encima de sus cabezas
pasemos la mano por debajo de nuestras rarezas.
Y que bajen los marineros graduados
Y suban grumetes imberbes y novatos.
Sí bajan y en una ultima mirada a la barca
la miran como si en ella hubieran engañado a los vientos
Nosotros sabremos que hubo un día en el que la barca
navegó por sus remos.
Adolfo Lisabesky
No hay comentarios:
Publicar un comentario