Es la mirada del niño,
que huía del rebaño,
desde Orihuela, miraba el mundo,
desde la cárcel, la pintó Vallejo.
En casa falta esa mirada,
que vio la muerte en Teruel,
que lanzaba poemas,
por "encima de los fusiles
y en medio de la batallas"
Y en este recuerdo
quisiera descansar su derrota,
pero pesa tanto,
la falta de libertades,
la muerte de un sueño,
y la cárcel...
como la imagen viva de España.
Pasas la yema de los dedos,
sobre el retrato,
como antes sobre su propia piel,
te paras en sus labios,
miras el mentón apretado,
los pómulos angulosos
que atrapabas con tus manos.
y entre tus suspiros
nace un poema:
Déjate poeta, los versos en el poema
olvida, soldado, el fusil en la trinchera,
hagamos un cuerpo, amante, un cuerpo
para una primavera.
Adolfo Lisabesky
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