En tus gestos vive el baile de tu infancia,
los días de las experiencias jamas contadas,
los sonetos que nunca has escrito.
En tu gesto... todo el mar,
Pinos y Robles que dejaste atrás,
tan lejos.
De tu vida sé muy poco,
de ti lo sé todo.
Conozco tus puentes, tus cimas y valles,
los ríos que estás dispuesta a cruzar,
las calles que quieres transitar,
el bosque que conforman tus principios,
el llanto oculto de tus desvelos.
Pero estos versos que escribo
y nunca te leeré, los hago
para salvar el sortilegio
de tu mirada.
Adolfo Lisabesky
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