La sangre, síntoma, axioma, compañera.
Que en días de lucha, viva, me haces vivo,
que en días de calma, duermes
y me haces sueño.
La sangre de mis venas,
se hace aceite hirviendo,
respira en latidos insostenibles,
despierta las alarmas
sacude el alma.
La sangre de mis venas,
se hace charca en calma,
duerme sueños inconcebibles,
se destila en tila y manzanilla,
sestea encima de una rama.
La sangre del color de la lucha,
o del blanco y negro de la derrota.
Eso, nada mas que un color
el color del sol recién nacido,
que como una herida abierta
en la tierra se libera del mar.
Y ya sea sangre que herve
como sangre que derramada
fluye de mis heridas al suelo,
muero tanto en exceso de vida,
como en la soñolienta noche de mi sangre
Adolfo Lisabesky
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