lunes, 17 de febrero de 2014

Para cuando seamos Dioses

Tan cerca estaba de llegar a la meta
que tuve que correr hacia la salida.
El mismo miedo, la misma treta,
tratando de escapar de la misma vida,
de ese halo brillante de estúpido éxito,
que aparece cuando menos se espera,
entre sus dientes, entre sus méritos.
Tanto que angustia, que desespera
me refugio en fracasos pretéritos,
me camuflo en los errores venideros,
para que caiga al suelo esta espesa
y cara apariencia de cisne altanero.

Adolfo Lisabesky


 

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