El invierno en ocasiones se camufla de
primavera.
El estruendo del silencio abandona a
los muertos en los cementerios.
Mis amigos son una bandada de pájaros
solitarios.
Del año mil novecientos setenta solo
recuerdo un llanto, el mio.
Cuanto mas estudio la muerte, mas me
gusta la vida.
Hoy cayeron rosas en un jardín sin
flores.
De tus temblores, niña, nacerán
nuevas alegrías.
En los corazones del parque solo veía
faltas de ortografía.
Miles de voces clamaban un silencio que
nunca llegó.
A veces digo cosas que no quisiera
escuchar...me.
Mi ventana es tan pequeña que las
cortinas no merecen la pena.
Yo, yo, yo, yo...ella, pero otra vez
yo, yo, yo....
El tiempo se viste de oro para poder
torear los segundos
¡Un verso, un maldito verso que abra
las carnes de la poesía!
¿Que es un verso? sino la unidad de
medida del alma.
Encadenar versos sueltos solo se le
ocurre a un loco o a un tonto.
Por los cuerdos me hice el loco, por
los vivos me haré el muerto.
Desafiante, horrible, monstruoso,
encaramado a su tejado.
El frio se condensa en el gesto
ecuánime de una perdida piedra del desierto
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
No hay comentarios:
Publicar un comentario