Dormirse en los laureles
menudo reproche estúpido,
como si no pudiéramos descansar
plácidos sobre pequeñas victorias.
Ahora, tendremos que buscar
las victorias mas mullidas
para que nuestro sueño
no sea sueño sobresaltado.
La de aquellos versos ganados al mar,
mientras ella trataba escapar
de entre mis manos
la traducía en poema salado.
La tenue luz cazada en unas piedras
que guardo en una estantería
El instante ganado al tiempo
de un viaje a Londres o a Cuenca
prisioneros que revivo
de cuenca en cuenca.
La alegría de vivir, dibujada
en la música, los diálogos, los fotogramas
de la película "Irma, la dulce".
El otoño descabezado
que sucumbió a los envites
del sol en un jardín secuestrado
Cervezas, tapas y alegría
que iluminan la plaza de un mediodía.
Pequeños laureles, dichas incompletas
que acomodo a mi alma
para que mi cuerpo pueda dormir.
Adolfo Lisabesky
Jamas me dormiré en mis laureles
ResponderEliminartu texto bueno y diferente
Bueno, una siestecilla no viene mal. Gracias por los tan generosos adjetivos
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