Cuarenta y tres años
creyendo en amaneceres
como en hombres y mujeres
sin ojos, desconocidos, extraños.
Hoy
- que soy más Santo Tomás que nunca-
avisé al despertador que me avisara,
avisé a mis sentidos que me alertaran,
avisé a mi sueño de mi jugada.
Y viví el sol de la Alcazaba.
Y digo aquí y ahora, vivir
porque lo he visto morir
tantas veces
en caminos hacia a la luna,
cuando los sueños perecen,
perdido en los reinos sin cintura.
No cayeron llantos de alegría
sino canto, poema y baile.
Como una ancestral
muestra de alegría.
Y salió el sol
y todos respiramos aliviados,
cayó el día sobre nosotros,
volví a mi cama reconfortado.
Amanecer en Almería
a pesar del tumulto
pude ver la amanecida
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
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