jueves, 6 de marzo de 2014

Esclavitud silenciosa

Vale más por lo que calla
que por lo que dice
¡Hablaré hasta perder todo mi capital!
En boca cerrada no entran moscas
¡Acudid todas las moscas del mundo!
Eres dueño de tus silencios
y esclavo de tus palabras.
¡No quiero ser amo de nada!
Y sí, esclavo de mis palabras.

Hablaré hasta quedarme afónico,
entonces aprenderé el lenguaje de los signos
y hablaré con mis manos
hasta quedarme manco.
Aun así, hablaré por los ojos,
hasta perder la vista.
Cuando quede mudo, manco y ciego
hablarán mis cicatrices por mi.

Adolfo Lisabesky







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