sábado, 25 de abril de 2015

Penumbras

Aparece la lluvia torrencial en mitad de un día seco,
olvidamos entonces el rocío leve de la mañana.
El arco iris trae un sol radiante, pleno, alto, orgulloso,
olvidamos entonces el último y tímido rayo de sol
                                                    del otoño.

Unas miserias dan paso a otras miserias,
por encima de todas el ocaso de la primavera
la pérdida siniestra de "Todos, con todos, entre todos"
Mueren heridas las ilusiones que un día nos dimos.

A su entierro, en luto riguroso llegan los tonos serios
los grises, el espantoso negro, los rectos hombres y mujeres
con sus rectas maneras....y yo sigo con mi nariz de payaso,
realizo la misma pantomima y los niños ya no ríen,
saben que tras la piel de  plátano estará mi caída,
                                                               y no ríen.

Tal vez nos faltaron caricias o nos sobraron guiños,
vaya usted a saber, acaricio como un autómata,
paso mi mano por la rugosa manga de tu rebeca,
y sé que ese camino ya no es suficiente,
                                ¡Mi  mano es tan poca cosa!

Entre tanto, todos golpeamos nuestro pecho
como orangutanes presuntuosos,
orinamos las esquinas
como orgullosos felinos,
raspamos las cortezas de los abedules,
como decrépitos osos.

Pero el mar  no es de nadie,
las encinas no son de los cerdos,
el cielo es un paisaje compartido,
y los caminos son lugares de encuentro.

A veces quiero pedir perdón,
y salen ruidos incomprensibles,
será que ya agoté todos los perdones.

Pero aviso que: La fiesta está por llegar,
el horizonte es un mar de felicidad,
la mañana ilumina porque el día merece ser iluminado,
la vida ha puesto su acento
en la i de defender la alegría, que decía el maestro.

Adolfo Lisabesky









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