los vecinos, los amigos, los conocidos
todos me dieron por imposible,
no confían en sacar de mi nada bueno.
Me hice fuerte en unos principios
-ahora no recuerdo cuales-
ellos desisten en mostrarme otros,
saben que yo defiendo los mios a vida,
a pura vida.
si es necesario con mi silencio,
si se tercia con mis palabras,
Con el tiempo mis básicos principios,
han echado raíces,
raíces que buscan un substrato fértil,
Ahora son un bosque amazónico
lleno de contradicciones
que defenderé a vida, a pura vida.
Pongamos un ejemplo,
Creo profundamente en la incrédula impostura,
daría mi muerte por defender mis sies o unos noes,
que oí en una cafetería disfrazada de ateneo.
Estoy perdido y dado por perdido,
me hallé en la isla que acogió a Ulises
y devolvió a Telémaco un impostor .
No hagan caso de mis principios,
en cambio mis finales,
suelen ser harina de otro costal.
Adolfo Lisabesky
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