Cuatro metros bastan
para ser poeta,
elevarse uno, dos, tres
y cuatro metros
sobre el muy poco lírico suelo.
Yo, ya lo intento,
supero mis miedos,
me acerco al abismo de los cuatro
metros,
desde allí se ven las personas
como si fueran personas,
y las hormigas como hormigas.
Echo una última ojeada,
me vuelvo al suelo,
donde las personas
somos autómatas irreconocibles,
y las hormigas no existen.
Arrojar lastre y volar,
soltar, soltar,
volar o al menos
caminar.
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
No hay comentarios:
Publicar un comentario