De vez en cuando la luna
gira en sentido opuesto,
los astrónomos, ensimismados
en trigonométricos aparatos,
no se dan ni cuenta.
Solo los muy lunáticos
nos enteramos de tal fenómeno,
nuestras locuras se vuelven caóticas,
una losa crespuscular
anuncia un cambio de rumbo lunar.
Y por mas que por calles, plazas
y jardines gritemos a los transeuntes
la locura transitoria de la luna,
nadie nos cree, nuestro grito
se vuelve llanto, bajamos la mirada
a la tierra, ella sí que ha visto a la Luna
despistar a los portentosos aparatos telescópicos
desde Galileo hasta nuestras noches.
Adolfo Lisabesky
No hay comentarios:
Publicar un comentario