sábado, 27 de octubre de 2012

No estoy para los demonios

     Tenía mi abuelo una bodega en el Molinete cuando el Molinete era parte del paraíso. Contaba mi abuelo que cansado de trabajar en un molino, en la Murciana- Manchega Jumilla, tomó los bártulos y se vino a Cartagena. Fue el último de los hermanos en dejar  la laboriosa tierra jumillana, aunque  no  recuerdo con exactitud, pudiera ser en el año 1920. Con unos dineros ganados al molino, mi abuelo, consigue que su hermano, ya instalado en Cartagena, le busque un local. ¿Qué negocio puede montar un Jumillano fuera de Jumilla? Mi abuelo, puso una bodega.

      No sé si los dineros eran pocos o su hermano quiso avanzarle que fuera de Jumilla no se fiara ni de su padre, el caso es que le tomó un local en el barrio de putas de Cartagena, el Molinete (Hoy aburrido parque Arqueológico). En el puso una Bodega, " La Cueva" (Con un latiguillo que nos repetía a los nietos "Cueva, pero no de ladrones") Son muchas las historias que el abuelo Ángel nos contaba en aquellas mañanas de sábado, cuando comía en casa, (40 años llevando esa bodega le permitió conocer al género humano 1920-1960) quiero empezar por recordar a un personaje que pasaba muchas horas en "La cueva" se llamaba Marín y le decían "el trovero".

      Este es un Blog eminentemente poético y Marín es tal vez el mejor exponente del trovo cartagenero. Afincado en La Unión y en la nómina de algún explotador minero, pasaba sus jornadas laborales alegrando con sus trovos a jefes y compañeros. También tomando vinos y jugando a cartas en bares y bodegas del Molinete. Que mejor que un trovo para reconocer a este gran trovero, transmitido por mi abuelo, caracteriza su forma de ser y vivir. Tras muchas horas de parranda y diversión, su mujer lo mandaba buscar con mil excusas, él respondía con el siguiente trovo:

Si los demonios vinieran
y preguntaran por mi
diles que no estoy
 y que te lleven a ti.

De los muchos trovos que componía Marín, mi abuelo recordaba algunos y de estos, yo recuerdo unos pocos. Los escribiré ahora que todavía tengo memoria





Ángel Rodríguez

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