martes, 9 de octubre de 2012

Adolfadas III

Tiene la locura, mi locura,
aroma a júbilo, retiro querido.
Lejos de la humana cordura.

“Perro ladrador poco mordedor”
“Dime de que presumes
y te diré de que careces.”
Pero tu discurso es tan enternecedor.

Ideas fijas, agarradas a tu sien,
Me impiden entenderte
saber de ti, conocerte.
Como faros deslumbran al visitante.

Llevo mi vida entera entretenido
entre fútbol y toros.
Y a pesar de los balonazos
y de las dolorosas cornadas,
me resisto a retirarme del televisor.

Ayer me oí en las palabras de una niña,
por entonces no era yo el maestro,
por entonces descubría al mundo
las injusticias que solo ve una niña.

Cuando te veo delante de un tanque,
impidiendo su paso homicida,
cuando dejando en la orilla tu vida,
saltas al agua para hacer de otra vida la tuya,
cuando olvidas tu futuro
y haces del presente un lugar habitable,
se que tú, sólo tú, eres la sal de la tierra.

No y mil veces no.
No, hasta hartarme de su sonido.
¡No! Un rotundo, no.
Ahora sólo me queda
esperar la pregunta.

Mi patria es una pequeña
casa de un barrio a las afueras.
Abandoné mi casa y mi barrio
aunque no cambié de patria.

Adolfo Lisabesky


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