Adiós bailarina, adiós y gloria.
Los concursos te llevan a otras ferias,
sólo espero que en tu nueva noria
tu sonrisa sea fresca y el agua seria.
Nosotros te esperamos en el bar
de un cine sin películas.
En un viernes de bebidas y mar,
donde las risas no son ridículas.
La tertulia, la de siempre, igual.
A medio camino entre la utopía y el esperpento,
donde conviven en un afinado ritual.
Sólo disculparme por este falso soneto.
Ni sus versos son endecasílabos
ni el ritmo, ni la rima son los correctos.
Adolfo Lisabesky
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