Hoy alguien se acordó de tí, madre.
Sus reproches me trajeron tus cuidados,
cuando yo era el hijo y tú mis manos.
La vida el infinito junto a mi sangre.
Los días huellas pesadas de amores
sin manufacturar, libres de todo mercado.
Francos abrazos, besos robados
los de una madre, tercos olores.
Hoy alguien se acordó de tí, madre.
No me volví, no le respondí,
sus palabras navegarán los mares.
Hoy alguien se acordó de tí, madre.
Mañana buscaré su escondido rincón
y de rodillas besaré su negro corazón.
Adolfo Lisabesky
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