junto al camino que abandonamos.
Ahora que de tu boca
partió la última declaración de guerra,
deja que bese tus labios por vez primera.
Batallones de orgullo defienden
nuestra trinchera,
pero yo conozco el momento exacto
de su desbandada.
Olvida el dolor del último puñal,
no había odio y sí, desamparo.
Cuando caiga la noche,
piérdete en mi piel,
como yo lo hago en tus ojos.
Fui a buscarte en el pozo de los deseos,
pero a ti nunca te gustaron las humedades.
Y de entre los reproches,
un misterio sin resolver.
Todo está en calma.
incluso el brillo de tus ojos.
Porque fui a buscarte y no te encontré,
Adolfo Lisabesky
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