También las hienas se ríen
y los sádicos pilotos
cuando bombardean
escuelas,
y los curas pederastas que se santiguan
antes de arrebatar la niñez
para sumergirse en el pecado,
y los brokers cuando consiguen su dos
por ciento
en la inmundicia de un sistema
podrido.
Yo también me río,
Yo también me río,
el otro día me sorprendí sonriendo
tras un amanecer.
Pensaba que el Sol
Pensaba que el Sol
era aún más fuerte
que todos los genocidas,
que la bolsa de wall street,
que el mismísimo Vaticano,
y más poderosa que la risa
de todas las hienas del mundo.
Me entró la risa
en uno de sus rayos luminosos
Adolfo Lisabesky
Genial, con toda la seriedad que pueda durarnos.
ResponderEliminarUn saludo, Ángel.
Gracias Rafael, eso sí sin perder la sonrisa
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