Primero fueron a por los inmigrantes
yo aunque lo era no lo parecía.
Luego fueron a por los provisionales
y yo era fijo o eso creía.
Mas tarde señalaron a los más viejos
yo era joven y no tenía porque temerlos.
Después persiguieron a los enfermos
me tomaba por sano en manos de
expertos.
Por último fueron a por mi
me encontraron asustado y escondido
sin saber que hacer o que decir.
Quise hacerles frente, luchar.
Pero no había nadie, estaba sólo.
Nadie que pudiera calmar mi dolor.
Adolfo Lisabesky.
A Martin Niemöller
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