Por las paredes pintadas
de propuestas estéticas,
en las mesas, las éticas,
al fondo una vieja pizarra.
Una pizarra electrónica
anuncia la modernidad,
a veces la electricidad
caprichosa, nada armónica.
La tiza campa a sus anchas
por suelos, pupitres, ventanales.
Ratones en batallas campales
cuando el gato no espanta.
El grupo vuelve a repetir,
aunque el profesor grite "¡No!"
«cien a veces ciento, cien mil;
diez a veces mil, un millón»
diez a veces mil, un millón»
Una mañana larga y fría
de invierno. Los colegiales
ven pasar el duro día
suspirando por los días estivales.
Adolfo Lisabesky
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