¡Honor y gloria a los rectos funcionarios!
A los que conducíais filas de judíos
hacia los trenes de la muerte.
A los que al grito de ¡Rendíos!
Acabasteis con su vida y su suerte.
A los que por imperativo mandato
transforman al vivo en desaparecido.
A los que por la falta de un dato
ponen firmes al ciudadano enardecido.
A los que rellenan y dan salida
a tanta norma estéril o inútil.
A los que rubrican con dolida
mano y por duplicado la firma fértil.
A los que de la ley hacen esclavo
al vecino y proclaman su oficio,
frontera de la virtud y del vicio.
A todos los pelotas yo les exclamo.
¡Honor y gloria a los rectos funcionarios!
En cambio al no tan recto funcionario,
al que haciendo uso de su despacho
desviaron judíos del destino ferroviario,
unieron familias lejos del gas derramado.
A los que hacen esclavo a la ley
al servicio del ciudadano y oportunos
ayudan tanto al humilde como al rey.
A los que no treparán por árbol alguno.
A los que desarman los tampones.
A los que acercan las soluciones.
A los que alejan las precauciones.
A los que aman las emociones.
No obtendrán ni medallas, ni honor.
No recibirán altos nombramientos,
ni el grito de su nombre será un clamor.
Sus hijos no heredarán ningún favor.
A solas con sus actos en la desnudez
del alma encontrarán el consuelo
de reconocerse Hombre y Mujer.
A los que conducíais filas de judíos
hacia los trenes de la muerte.
A los que al grito de ¡Rendíos!
Acabasteis con su vida y su suerte.
A los que por imperativo mandato
transforman al vivo en desaparecido.
A los que por la falta de un dato
ponen firmes al ciudadano enardecido.
A los que rellenan y dan salida
a tanta norma estéril o inútil.
A los que rubrican con dolida
mano y por duplicado la firma fértil.
A los que de la ley hacen esclavo
al vecino y proclaman su oficio,
frontera de la virtud y del vicio.
A todos los pelotas yo les exclamo.
¡Honor y gloria a los rectos funcionarios!
En cambio al no tan recto funcionario,
al que haciendo uso de su despacho
desviaron judíos del destino ferroviario,
unieron familias lejos del gas derramado.
A los que hacen esclavo a la ley
al servicio del ciudadano y oportunos
ayudan tanto al humilde como al rey.
A los que no treparán por árbol alguno.
A los que desarman los tampones.
A los que acercan las soluciones.
A los que alejan las precauciones.
A los que aman las emociones.
No obtendrán ni medallas, ni honor.
No recibirán altos nombramientos,
ni el grito de su nombre será un clamor.
Sus hijos no heredarán ningún favor.
A solas con sus actos en la desnudez
del alma encontrarán el consuelo
de reconocerse Hombre y Mujer.
Adolfo Lisabesky.
Ensoñación de un funcionario al leer el poema de Jesús Lizano "Las personas curvas"
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