Hoy tus ojos provistos de ese azul
claro tan verde otoñal, no brillan.
Hoy tus ideas que rayan la luz
por su claridad, para mi hoy, tiritan.
Hoy de tus manos la suave caricia
se vuelve áspera, antigua, recelosa.
Hoy tu espalda no dibuja sigilosa,
la curva donde mis dedos se deslizan
Hoy de tus manos la suave caricia
se vuelve áspera, antigua, recelosa.
Hoy tu espalda no dibuja sigilosa,
la curva donde mis dedos se deslizan
¡Ah Mañana! Cuando el papel
donde envuelven las plásticas Flores
esté alojado en los contenedores.
Entonces sí, nos volveremos a querer.
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
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