¿Qué sería de la comunicación sin la palabra?
Solo nos quedarían los hechos,
sería todo mas fácil, hechos
y algún leve gruñido.
Hoy habla Sánchez,
a unos les pareciera gruñir,
a otros sus palabras dulce ambrosía,
y a muchos, huérfanos de hechos.
La palabra, bastan las vocales,
y alguna que otra consonante,
sazonada con una alguna regla ortográfica,
para construir castillos en el aire.
Hoy Sánchez no quería hacer castillos,
que si un palacio en la Moncloa.
Pero los españoles se arrancaron los oídos,
y ya solo ven castillos reales,
como ese de Velez Blanco que compartimos
con el museo Metropolitano
de Nueva York.
Somos generosos los españoles,
Somos generosos los españoles,
damos castillos a aquellos que no tienen,
y generosos pactos a partidos emergentes
con carpetas de lujo,
con un brillo de exitosos directivos.
El hecho en sí, es tan poca cosa,
si no se adorna con una sonrisa,
una palabra, un dulce propuesta de desencuentro.
Y aquí estamos
esperándolos en la puerta,
como cuando niños,
en aquellas salidas tumultuosas,
de sangre y arena,
en las que nunca me gustó participar.
¿Que le dirás mañana Pablo?
Dilo fuerte, alto, desde Almería,
¿Que le dirás mañana Pablo?
Dilo fuerte, alto, desde Almería,
no se oye nada bien los que habláis
por Madrid.
Dicción como aquellos actores de teatro,
Dicción como aquellos actores de teatro,
¿No aprendiste teatro en la facultad de políticas?
Qué mala suerte Pablo,
ahora te vendría muy bien,
ahora te vendría muy bien,
someterte a la palabra,
practica el aforismo tuitero,
diles algo como:
"Para este viaje no hacían falta alforjas"
"Para este viaje no hacían falta alforjas"
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