y cristalizan mis ojos.
El agua arrastra la ojarasca,
tus rios, son mares en la distancia
El Juez al oirte, sangró,
como sangra el aire,
en estos dias de invierno,
la murmurante sala, enmudeció,
mis monosilabos no dijeron mucho
y entre tanto silencio,
la belleza caminó sola.
... Como casi siempre,
como las serenatas nocturnas,
como ruedan los enamorados
ladera abajo.
El levante nace bajo tus senos,
y aunque lo sabes,
me gusta tanto recordártelo.
¡Albufera silencia a la pólvora,
al niño, a los gritos mudos del corazón!
Quiero congelar mis versos,
para cuando pueda recitarlos,
bajo una ventana,
en la esquina de los desencuentros,
en el solar de los enamorados,
donde el sol
ceda algún rayo donde consumir
nuestros deseos.
Adolfo Lisabesky
Bellos versos.
ResponderEliminarGracias Raquel
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