Recuerdo el chasquido del agua
tras las infantiles pisadas,
de una plaza travestida en cancha.
Las miradas curiosas, explorando
los ocultos pensamientos,
del alma errante y perdida.
Los miedos, la alegría
de no afrontarlos en soledad,
por entonces yo era el otro.
Ahora solo encuentro,
resín, y marmita caducada,
sueño, y un rincón para la derrota.
Y si algun verso gotea,
cae sobre una palangana,
vieja, melancólica y oxidada
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
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