Nada es lo mismo
y todo es lo de siempre.
Ayer comprobé
lo de hoy por mañana.
Esta misma noche
reconocí los abrazos de entonces,
pero hoy por ayer sin el mañana
el tiempo me parece un puzzle.
Un rompecabezas sin pies
ni cabeza.
Dentro de nada, más de lo mismo,
y quisiera cambiar, dar vuelta al
destino,
pero las horas, los minutos y los
segundos
me devuelven a la orilla.
Allí, varado, llevo toda una
eternidad.
Adolfo Lisabesky
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