domingo, 16 de septiembre de 2012

Canción del torpe enamorado

Ay corazón,
¿Donde está el mío?
Corazón.

Me sobran los cinco dedos
cuando tu cuerpo se cubre de espinas
y mis manos, torpes manos, las esquivan.

Cuelga mi voz de un débil hilo
del que pende todo un universo
en el, tú, yo y nuestro destino.

Son tus caderas mas firmes
en ellas confío y en nada más,
ni el día y la noche me dan seguridad.

Ay corazón,
¿Donde está el mío?
Corazón.

Al llegar la noche invernal
está todo dispuesto, nuestro leño,
nuestra cena y nuestro empeño.

Y ese el calor que tú me das
evita que muera helado de pavor
por mi inhumana condición.

El invierno se transforma
en una calurosa estación
en un rincón de la habitación.

Ay corazón,
¿Donde está el mío?
Corazón.

Son nuestros días, caminos
cuya derrota nos lleva a la misma plaza
donde una fuente refresca nuestra cara.

Y la vida alrededor, niños
camino de la escuela, hombres con prisa
y viejos cuya prisa murió de pura risa.

Nosotros en la fuente,
sentados, invisibles
olvidamos juntos lo previsible.

Adolfo Lisabesky


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