¿Quién fue el primer muerto
por ofender a un Dios?
¿Quién a manos de un hermano
agotó sus miserias en la tierra
al no someterse a protocolos
religiosos?
Decidme hermanos creyentes:
¿Castiga vuestro Dios con la pena
capital
las ofensas que le hacemos?
¿Quién es su mano ejecutora?
¿Cuántos han de morir
para que el mismo Dios
se reconozca por no ofendido?
¿Pueden ser mis propios versos
semilla del mal, argumento de la
ofensa?
Sólo tengo preguntas y por cada una
siete preguntas más de las que tampoco
tengo respuestas.
Adolfo Lisabesky
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