Reconocí la cara de Romeo, discreta
tras una larga fila de tercios
acumulados.
Entre copa y copa me habló de Julieta,
de sus viajes no realizados,
de las drogas no consumidas,
de las vidas no vividas.
Entre copa y copa se imaginaba
personajes por interpretar,
apuestas por un presente imperfecto.
Conocí a Julieta y a sus rectos
propósitos. Sus miedos a los deseos
que a menudo rondaban a Romeo.
Ella pensaba en sobrevivir
y él en vivir.
Adolfo Lisabesky
Adolfo Lisabesky
Me ha encantado pasearme y leer tu blog,es interesante,siempre es interesante todo lo que se escribe.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Patxi. Reflexiones cotidianas, me agrada que te interesen.
ResponderEliminar