jueves, 9 de agosto de 2012

La Catedral


Debo empezar mi catedral,
dejé pasar el tiempo,
ahora es el momento,
más tarde no podré rezar.

Grandes las piedras,
Sus entradas gigantes
Sus ventanas enanas,
Pequeñas sus vidrieras.

Aun tengo tiempo,
Mostrar mis santas intenciones,
Decir “¡Aquí hablaré a Dios!”
A los hombres: “¡lo siento!”

Cuidaré los detalles de mi catedral,
Sacristías, altares y Cimborrios,
Serán a la vez góticos y románicos,
Y con el mío llegará su final.

Cuando la huesuda mano
salga de la parca y me atrape,
tendré mi proyecto terminado
y así muerto, pero con clase.



Adolfo Lisabesky

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