domingo, 11 de diciembre de 2016

Miserias

Centelleante miseria que vives
en el alma de los hombres,
detente un segundo,
no cantes aun victoria.

He visto a la gente corriente
convertirse en brillantes caballeros
sin espada,
bastaron un segundo de belleza.

Trasformada la anodina envasadora
en germen de la lucha de los hombres
por un trabajo digno.

El estudiante mas meticuloso
gritar a los cuatro vientos
la injusticia de una propina
tirada al suelo del destierro.

Así que espera un segundo,
y verás pasar junto a ti,
manadas de hombres justos
dispuestos a hacerte frente.

Adolfo Lisabesky



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