domingo, 17 de abril de 2016

Poetología

Escribo lineas en hileras
como caídas de un acantilado
al mar de tus ojos.
A veces incluso,
si el día lo merece
si el viento es propicio,
si las estrellas me orientan
rimo mis versos
                asonantes,
incluso en ese segundo
de locura sobrevenida
                 consonantes

Soy tan Quijote
que de mis manos
caen versos a Dulcinea

También veo gigantes
y me lanzo a ellos,
sin Rocinante, sin adarga
                     sin armadura,
sin posibilidad de victoria
                      alguna.

Cuando los gigantes
danzan el baile de la muerte
sobre la única flor del desierto
intento pequeños empujones
                   a sus tobillos.

Cuando los enanos
sintetizan la mañana, la aurora, 
                         el despertar,
me distraigo en su hermosura,
en mi dicha al contemplar.

¿Que he de hacer mas
para que al llegar a un prado
las vacas musiten
                             poeta?
sin dejar de rumiar
            la fresca hierba 
 de la primavera.
 Adolfo Lisabesky





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