sábado, 15 de agosto de 2015

Ropa vieja de verano

 I

Caen las gotas del verano,
Como los granos de arena
del reloj de playa,
como el resbalón helado
de un cucurucho playero

II

Susurra tus poemas, poeta, en voz baja, en voz baja.
Pintor, que tus colores no chillen, en voz baja, en voz baja
Y que tus besos acaricien a esa desconocida,
En voz baja, en voz baja.

 III

Creí que era único,
un ser tocado por la distinción
una especie artesana,
enriquecida por los errores
de las manos que me moldearon.

Sí, confieso que así me crei.
Que los demás eran autómatas,
cuerpos y mentes de una cadena
aurea, instrascendente, casi terrorífica.

Desconfiaba de las muecas a coro,
de las pantomias, con risas enlatadas.
Así me levanté esta mañana,
la pasta de dientes, el espejo armariado,
la sonámbula expericia matutina,
mas tarde comida, y postre helado.

Fue entonces cuando vi,
que yo era fruto de la misma semilla.

 IV

El Jucar se retuerce, se gana a la montaña, engatusa la vereda y enamora al visitante.

V

Las palabras, nada mas que palabras,
o mejor nada menos que las palabras.
Palabras que se las lleva el viento,
o mejor, palabras que el viento elige,
para hacer de ellas aviones de papel.

VI

 ...y llegó el espanto buscando cobijo,
Aullando sus tenebrosas canciones.
Saqué la paleta, triste de colores,
los pinceles de pelo de rata,
que solo querían pintar amaneceres.

VII

 Tiró la piedra sobre el pozo,
las monedas saltaron por encima
de sus cabezas.
Donde antes salpicaba el agua,
oyeron por primera vez,
un eco capital,
el pozo abandonó el fresco humedal
para abrazar el dinero.


VIII

 Se cae el mar, tras las hojas de un almendro.
En los increibles equilibrios, danza la luna
en el canto imprevisible de tu sonrisa.
Y en este enigmático espectáculo,
no dejo de ser un espectador tuerto.

IX

 ¿Y si mis versos fueran el aire
con el que infla su pecho mi sapo?
El alma sería el orgulloso mentidero,
Y el mar el espejo azul de Narciso.
Mis llantos las cataratas de un payaso,
los amaneceres las secundarias carreteras
por donde huyo.


X

 ¿Y si mis pinturas fueran los mocos
colgantes de un pavo real?
Las sombras, el abrigo con el que cubro
mis desvergonzantes desmesuras,
los brillos, las aparentes grietas
desde donde observo el sol de los otros.


XI

 Dádmelo todo, vuestro dinero, vuestra amistad,
dádmelo, sin reticencias, con generosidad,
dadme vuestras conciencias, vuestros devaneos,
políticos, sociales, intelectuales ¡Todos!
Dadme el fruto del rompecabezas de vuestra existencia,
y cuando no tengais nada, dadme la razón.


XII

 Dulce olor de primavera,
isla, santuario, espina y monte,
grano fecundo, espiga sedienta,
grito, lecho, lejano horizonte.

Adolfo Lisabesky


 


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