martes, 20 de enero de 2015

Oscuras golondrinas

Las golondrinas siempre vuelven,
a la oquedad del árbol,
donde sus rituales cantarinos
fraguaron una prole sobre el nido.

Jazmines, madreselvas, plantas trepadoras,
que pertinaces sujetan muros, vallas
puertas, ventanucos y alcobas.
Regresan donde sus besos
fueron besos besados.
Sus abrazos, abrazados.

Nuestros oídos vuelven a los labios
que un día mecieron con cantos
sus pesadillas.

No he conseguido enseñar nuestros
nombres a ninguna golondrina.
Ni el rocío ha cristalizado
sobre las hojas impares de los jazmines.
Nuca fui mudo,
¿Absorto? Ta vez aquel día bajo la lluvia,
Mis rodillas nacieron pegadas al suelo.
Eso sí, de Dioses lo he olvidado todo,
No sabes cuanto me costó.

 Adolfo Lisabesky



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