Adiós turbio mar de siniestras mentiras,
adiós verdades sanadoras,
adiós vida y muerte resucitadora,
adiós elogios, refranes, oraciones,
adiós dos mil catorce.
Hola riachuelo tímido de dudas envuelto,
hola pináculo invisible
desde donde en horas muertas del día
hostigas y matas.
Hola resuelto eslabón que unes nacimientos
y funerales.
Hola arrebatos, discrepancias,
versos rotos y poetas caídos.
Hola dos mil quince.
Adolfo Lisabesky
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